En nuestra actividad normal de cada día alternamos momentos de actividad y reposo, alternancia  necesaria para normal reparación del organismo. Cuando no podemos realizar esto y mantenemos un exceso de reposo o inactividad es decir estamos con un exceso de inmovilidad podemos obtener consecuencias muy negativas para nuestro organismo, llegando incluso al sindome de inmovilidad

El síndrome de inmovilidad se produce cuando una persona tiene una gran limitación en su capacidad de movimiento o desplazamiento que le obliga a estar de forma temporal o permanente sentada o tumbada. Entre la variada patología que esto puede producir se encuentran las Ulceras por Presión. Las úlceras por presión son zonas localizadas de necrosis celular cuyo origen se debe a presiones elevadas durante prolongados períodos de tiempo ( principalmente en las prominencias óseas) , esto impide la adecuada vascularización de los tejidos debido a  la obstrucción de los vasos sanguíneos y linfáticos y una inadecuada renovación del aire, que se encuentra en contacto con la piel.

Es importante contar con una adecuada prevención para evitar que este problema aparezca. Entre las medidas destacables preventivas para una efectiva es la utilización de un adecuado cojín antiescaras para los prolongados períodos de sedestación.

Cuando vamos a elegir un cojín antiescaras nos encontramos con una enorme variedad en el mercado, de distintos materiales, grosores, formas y precios. ¿Cómo elegir el más adecuado y efectivo a cada caso? La información no es muy clara, en este artículo les mostramos los criterios y factores a tener en cuenta a la hora de decidirse por uno.

Lo que se busca principalmente en un cojín antiescaras es que realice un adecuado reparto de presiones para evitar las zonas de hiperpresión (como hemos comentado antes sobre todo se presentan en las prominencias óseas), proporcionar un apoyo eficaz, dar confort y ayudar a mejorar la postura, ayudar a disipar la humedad y regulación adecuada de la temperatura

Los cojines antiescaras permiten una mejor distribución de las presiones por aumento de las superficie de contacto y por liberar las zonas de riesgo de esa sobrepresión.

El primer criterio a tener en cuenta es el material del que están hechos: espumas, siliconas, viscoelástico, celdas de aire. Los cojines de espumas son ligeros y más económicos pero generalmente el nivel de prevención es menor. La prevención de un cojín antiescaras va aumentando a medida que el cojín incorpora elementos para liberar de presión la zona isquiática (como bolsas de gel o fluido).

Algunos modelos  incorporan además elementos que mejoran la posición del paciente e impiden que ciertas zonas del cuerpo se vean sometidas a excesivos apoyo, como por ejemplo el caso de pacientes que mantienen una posición inclinada hacia un lado mientras permanecen sentados.

Los cojines de celdas de aire incorporan además de una mayor disminución de presiones una mayor ventilación de la zona, por lo que favorecen una mayor prevención, aunque su precio es más elevado que el de otros materiales su prevención es más efectiva.

Por ultimo comentar que existen cojines que también incorporan unas celdas de presión alternante como las que tienen los colchones antiescaras que van liberando periódicamente ciertas zonas de presión. Este último sistema, al igual que las celdas de aire, se encuentra entre  elevadas, según los estudios.

El tamaño del cojín debe ser adecuado al tamaño de la silla de ruedas que utiliza el paciente y siempre vienen provistos de fundas lavables, que evitan la aparición de arrugas y  que aportan confort al usuario del mismo.

La elección del cojín más adecuado para la prevención de úlceras por presión deberá hacerse con el asesoramiento de un profesional experto en el tema, que le ayudará a adecuar el cojín a las necesidades del usuario y al tipo de discapacidad que tenga.

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